
Todo empezó a las 9 de la mañana.
Sonó el timbre y la impaciencia y la emoción se mascaba en las clases… mientras el miedo y la preocupación enclavijaba los dientes de los maestros.
9:05: Tres madres se introducen subrepticiamente en el colegio y empiezan a repartir gorras y camisetas rojas con el logo del colegio a todos los presentes. A mí la talla XL de camiseta me queda algo estrecha y la gorra… me la “desaparecieron” a los pocos minutos, con lo que me condenaron a sufrir sobre la calva el inclemente sol del incipiente verano toda la jornada.
9:30. Todo el colegio parte andando hacia el Complejo Medioambiental “Huerta Grande”, donde nos encontramos con los niños del colegio de Pastores (Nª Sª de Europa), que han llegado en autobús.
De las autoridades invitadas, la Agencia para el Voluntariado (María) y la Concejalía de Educación del Ayuntamiento (Águeda Cruz) inauguran el encuentro.
De los voluntarios para colaborar, cinco madres, con sendas camisetas rojas y preparadas para que a ningún vástago le ocurra algún accidente (gracias, madres).
Después, se organizan los grupos:
Los más pequeños a cargo de AMBAE para realizar juegos en un lugar reservado para ellos. Los demás en dos grupos: uno a escalada y tirolina (por cierto, ¿dónde estaba el tiro con arco?) y el otro a senderismo y cursillo de cuidado de bonsáis.
La mañana se va entre “¿dónde están unos y otros?” y “me falta un niño, ¿dónde se ha metido?”
Llega el mediodía sin novedades dignas de mención, a no ser los innumerables recuentos a los que se ven sometidos los participantes por parte tanto de los maestros como de los encargados de servir los menús previamente pactados.
13:30. Comida para los más pequeños (sus “seños” comen con ellos los macarrones del menú, lo cual agradezco porque yo odio ese plato).
14:15: Llega el primer grupo de mayores. Comida.
15:00: Come el segundo grupo de niños mayores.
15:45. Come la mayoría de los alumnos (AMBAE, Migres, padres colaboradores y parte de los maestros).
Hay 5 maestros que nos quedamos como pasmarotes esperando que acabe este turno mientras controlamos a los niños que, recién comidos y con energías renovadas, nos maltraen todo el rato.
16:15. Migres se hace cargo de los mayores, los niños de preescolar están en un lugar apartado realizando juegos adecuados a su edad y los cinco pasmarotes comemos con los monitores. Estos se empeñan en que Esther y Davinia se lancen por la tirolina. Rafael, Sergio y yo nos sentimos celosos porque con nosotros no quieren contar ¿Por qué será? (Bueno, en realidad Sergio se lanzó por la mañana, así como Loli, la tutora de los niños de Pastores.
18:00. Empieza a llegar padres a recoger a sus queridos hijos/as. Llevamos un control exhaustivo de qué padres se corresponden con qué hijos y mientras se toman un café y tarta a cuenta de la A.P.A. los profesores van entregando a cada curso, sin grandes fastos, las medallas de recuerdo de participación en la Jornada.
Los alumnos de Pastores emprenden la subida hasta la carretera, donde les espera el autobús que los devolverá a Algeciras y nosotros comenzamos a respirar aliviados. “Falta un padre” “a mí me faltan dos”… Es el recuento final. Al final, (redundancia), conseguimos emparejar ese puzle de 65 niños con 90-100 padres-madres-hermanos-cuñadas que vienen a recogerlos, va diluyéndose la confusión reinante y regresa la paz al Complejo Medioambiental.
Saldo resultante:
- Siete medallas de sobra.
- Un bonsái de regalo para el Colegio.
- Algún rasguño.
- Un par de fiebres.
- Un móvil perdido…
- y el recuerdo de una jornada agradable en general y que esperamos que se repita otros años.
19,15: Se marcha todo el mundo.
Punto y final.
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