Después de algunas conversaciones, varias notas y mucho esfuerzo por parte de todos, el día 7 de junio fuimos a Huerta Grande, donde los niños/as se lo pasaron muy bien, los maestros/as bien y los padres/madres que se encargaron de la infraestructura no lo pasaron mal.
Por sexto año consecutivo pasamos el día allí, menos multitudinariamente ahora – la crisis afecta a todo – y por segundo, los alumnos mayores realizan la “limpieza” de restos no degradables del cauce del arroyo. Personalmente pienso que es una buena actividad y que es también muy bueno que todos/as nos concienciemos de la necesidad de mantener la Naturaleza lo más limpia posible para todos.
Como premio a la misma actividad, desarrollada el año anterior, rocódromo gratis para todo el que quiso probar sus habilidades y/o destrezas en tocar una campanita en la “punta arriba” de la escarpa artificial (también personalmente, prefiero las escaleras o aún mejor, el ascensor).
A las 15:30, entrega de los vástagos a sus amantes progenitores y fin de la jornada.
Los maestros/as, un pelín cansados (por el calor, que a ese tipo de trabajos están acostumbrados/as), el director aliviado por una jornada sin incidentes reseñables y todo el mundo contento.
Y colorín colorado, esperando su repetición, la jornada se acabó.
Por sexto año consecutivo pasamos el día allí, menos multitudinariamente ahora – la crisis afecta a todo – y por segundo, los alumnos mayores realizan la “limpieza” de restos no degradables del cauce del arroyo. Personalmente pienso que es una buena actividad y que es también muy bueno que todos/as nos concienciemos de la necesidad de mantener la Naturaleza lo más limpia posible para todos.
Como premio a la misma actividad, desarrollada el año anterior, rocódromo gratis para todo el que quiso probar sus habilidades y/o destrezas en tocar una campanita en la “punta arriba” de la escarpa artificial (también personalmente, prefiero las escaleras o aún mejor, el ascensor).
A las 15:30, entrega de los vástagos a sus amantes progenitores y fin de la jornada.
Los maestros/as, un pelín cansados (por el calor, que a ese tipo de trabajos están acostumbrados/as), el director aliviado por una jornada sin incidentes reseñables y todo el mundo contento.
Y colorín colorado, esperando su repetición, la jornada se acabó.
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